Puede que ir al dentista no sea lo que se dice “divertido”. A menudo, es incómodo tener las manos de alguien y herramientas ruidosas en la boca. El taladro y la succión no suelen ser experiencias agradables. Está el chorro de agua fría, los labios agrietados, el gancho afilado que se utiliza para raspar el sarro de los dientes y el pesado peto protector diseñado para protegerte de la radiación durante las radiografías. Además, no hay que olvidar esos incómodos intentos de responder a las preguntas del dentista mientras tiene las manos en la boca.
No obstante, la mayoría de nosotros sonríe y soporta sus visitas anuales al dentista porque, en general, son una experiencia positiva. Por lo general, el personal es amable y se preocupa por nuestros intereses. Cualquier dolor que podamos experimentar es poco frecuente y se mitiga con anestesia. Y el hecho de saber que las visitas regulares al dentista son una parte importante del mantenimiento de la salud vale la pena para hacer frente a una pequeña cantidad de molestias.
¿Por qué le da miedo el dentista?
Pero si la perspectiva de visitar al dentista le hace castañetear los dientes, no es el único. De hecho, entre el 5 y el 8 por ciento de los estadounidenses tienen tanto miedo de ir al dentista que lo evitan por completo, según un estudio reciente. Un 20 por ciento de los estadounidenses tiene tanta ansiedad por ir al dentista que sólo va cuando es absolutamente necesario.
Si llevarle a usted o a un ser querido al dentista es como, bueno, sacarle los dientes, pruebe estas estrategias del Dr. Urbina para superar ese miedo:
- Empieza por admitir que es un problema: Muchas personas que tienen miedo de ir al dentista se excusan -a sí mismas y a los demás- sobre por qué no van. Se quejan de que no les gusta el dentista, de que están demasiado ocupados y no encuentran tiempo o no tienen dinero para ir. Pero, como todo, no se puede solucionar un problema hasta que no se admite que existe. Intenta, en la medida de lo posible, localizar el origen del miedo: ¿Tienes miedo a las agujas y necesitas saber cómo superar el miedo a las inyecciones dentales? ¿Le duele la espalda en el sillón del dentista? ¿Le preocupa no poder respirar? ¿Tuvo una mala experiencia en el dentista cuando era joven? No puedes superar un miedo hasta que no conozcas su naturaleza.
- Infórmate sobre los buenos dentistas de tu zona: Pide recomendaciones a tus amigos y familiares, sobre todo a aquellos que hayan tenido miedos anteriormente y los hayan superado. Lee las reseñas sobre su consulta. Incluso puedes centrar tu búsqueda en consultas que sepan claramente cómo tratar la ansiedad dental. Tampoco está de más buscar un dentista que sea divertido.
- Sé sincero sobre tus miedos: La mayoría de los dentistas desean más que nada que usted reciba la atención que necesita. Empieza por llevarte al consultorio. Cuando programe la cita, mencione que tiene ansiedad al respecto y pregunte si puede reunirse con el dentista sólo para hablar. Esto revelará mucho sobre la forma en que el dentista atenderá sus necesidades. Busque un dentista que le escuche sin juzgarle y que se preocupe lo suficiente por averiguar cómo superar el miedo a los procedimientos dentales. “No hay nada que temer” no es una respuesta adecuada porque te menosprecia a ti y a tus miedos, lo que sólo puede empeorar el problema y hacer que sigas evitando a los dentistas.
- Acostúmbrate a las herramientas: Una bandeja llena de herramientas metálicas afiladas y de aspecto desconocido puede ser suficiente para que salgas corriendo. Lo que puede aliviar tu miedo es que tu dentista te dé un pequeño tiempo de “conocer y saludar” a las herramientas. Pregúntale si puedes cogerlos mientras te explica lo que hace cada uno. Esto puede ayudar a que parezcan menos temibles e intimidantes.
- Asegúrate de que tienes el control: Tu dentista debe explicarte con frecuencia lo que está a punto de ocurrir y cómo se sentirá, y luego pedirte permiso antes de continuar. Antes de realizar cualquier trabajo, desarrolla un método para comunicarte con tu dentista, incluso cuando no puedas hablar: señales no verbales para indicar cuándo algo está provocando tu miedo o causando dolor o malestar, para que el dentista sepa que debe parar. No te obligues a hacer nada que te resulte angustioso: esto sólo aumentará las malas asociaciones que tienes con el trabajo dental.
- Haz descansos: Un buen dentista se tomará un tiempo para hacer descansos, permitiéndote entrar en el proceso con facilidad. También debes sentirte libre de pedir un descanso en cualquier momento si necesitas tranquilizarte.
- Lleve a alguien con usted: Llevar a alguien de confianza, alguien que no tenga miedo a los dentistas, para que se siente con usted durante el examen puede tranquilizarle. Además, esa persona puede hablar por ti en los momentos en que tú no puedas hacerlo, lo que aumentará tu control de la situación.